La enfermedad infecciosa del coronavirus además de provocar problemas de salud, ha generado un gran impacto y desorden en nuestro estilo de vida, rutinas, planes e incluso nuestras emociones, con una repercusión en la salud mental.
Profesionales del Departamento de Psicología del Desarrollo y la Educación de la Universidad de Málaga y Alicante, como Rocío Lavigne-Cerván, Borja Costa-López, Rocío Juárez-Ruiz de Mier, Marta Real-Fernández, Marta Sánchez-Muñoz de León y Ignasi Navarro-Soria, nos indican que todos estos cambios en nuestro día a día, requieren de esfuerzos de adaptación y en muchos casos se presentan sintomatología diversa, como depresión, estrés o ansiedad.
1.- Conocer las consecuencias del confinamiento sobre la ansiedad, las rutinas de sueño y el funcionamiento ejecutivo de 1.028 niños y adolescentes, de 6 a 18 años, residentes en España.
2.- Comprobar si existen diferencias sobre estas consecuencias en cuanto al sexo y al rango de edad.
3- Examinar las posibles correlaciones existentes entre las variables medidas.
Aproximadamente el 70% de niños y adolescentes presentan puntuaciones medio-altas en ansiedad.
En relación al sueño, un 40% manifiesta puntuaciones medias, un 36.4% altas y tan solo un 23.6% bajas.
Y en referencia al funcionamiento ejecutivo, encontramos que entre un 67.1% y un 68.3% de los niños y adolescentes muestran puntuaciones medias-altas.
Diferencias en cuanto al sexo: ser hombre o mujer no determina en la población estudiada que se presenten más o menos problemas de ansiedad, ni de sueño. Sin embargo, sí se encuentran diferencias estadísticamente significativas en funcionamiento ejecutivo, a favor de las mujeres.
Los varones han mostrado mayor afectación para planificarse y organizarse, ser capaces de autorregular sus emociones, gestionar bien el tiempo, solucionar problemas, motivarse, adaptarse a las distintas circunstancias e inhibir conductas no apropiadas.
Por un lado, el grupo de preadolescentes y adolescentes obtiene niveles de ansiedad más elevados, mientras que en el sueño los adolescentes son los que muestran puntuaciones más alarmantes.
Finalmente, los datos encontrados avalan la hipótesis de que existe una fuerte correlación entre ansiedad estado y las alteraciones del sueño, por un lado, y el funcionamiento ejecutivo por otro.
Estos datos sugieren que la situación de confinamiento motivada por la actual pandemia puede estar afectando a la ansiedad en la población de 6 a 18 años, lo que a su vez puede afectar al sueño y repercutir negativamente al funcionamiento ejecutivo.
Se recomienda que todos los niños y adolescentes que durante la post pandemia presenten síntomas de ansiedad, depresión, problemas de sueño, alteraciones ejecutivas, entre otros, tengan un seguimiento psicológico o psicopedagógico.
Los responsables de poner en marcha políticas socioeducativas y sanitarias –vinculada en este caso con la salud mental infanto-juvenil, deberían de implantar urgentemente programas públicos que ayuden a prevenir y/o tratar los problemas que la pandemia por COVID-19 pueda generar sobre la salud mental de nuestros pequeños y jóvenes.